Suelen ser las grandes olvidadas del equipo de descanso. Cada vez más elegimos con mucho mimo el colchón, pero con la almohada parece que todo (o casi todo) vale. Pero nada más allá de la realidad. Tener la almohada ideal puede aliviar el dolor de espalda, prevenir posturas incorrectas de cervicales, solucionar algunos problemas de ronquidos (sí, sí, ¡lo que oyes!) y aliviar carencias de sueño.
De hecho, es tal la importancia que tiene la almohada en nuestro descanso que los expertos aseguran que deberíamos irnos, literalmente, con ella a cuestas cuando nos vamos de vacaciones o a pasar la noche fuera. Si Linus, el entrañable personaje de Mafalda, iba arrastrando siempre su preciada manta, quizás nosotros debamos plantearnos lo de la almohada...
Con o sin almohada de viaje, lo importante es elegirla con acierto. Te ayudamos a dar con la más indicada para ti.
Esta almohada... ¡es mía!
Antes de nada debes saber que LA almohada perfecta no existe, sino la almohada perfecta para ti. Un sutil pero importante matiz. Y es que la que es ideal para uno no tiene por qué serlo para ti.
¿Compartes cama? Si quieres asegurarte un buen (y reparador) descanso, nada de compartir almohada: cada uno con la suya.
Los expertos recomiendan dormir siempre con almohada, porque sujeta la cabeza y favorece que adoptes una posición natural donde la musculatura está relajada
Cómo eres y cómo duermes
El grosor y la firmeza son dos de las características que definen una almohada. Y de ellas depende que al recostar nuestra cabeza en ella la almohada nos parezca el cielo o el mismísimo infierno en nuestra cama. Según la complexión física y la postura preferida adoptada al dormir, se deberá elegir una almohada más gruesa o fina o con mayor o menos firmeza. En cualquier caso, es básico que al acostarte la columna vertebral quede recta: desde el comienzo de las cervicales hasta al final de la espalda.
Sobre el primer punto, los expertos del descanso sostienen que, en general, las personas con una complexión corpulenta u hombros anchos necesitarán una almohada más gruesa que las de hombros estrechos. Y comparten una fórmula matemática para acertar con el grosor: Se debe medir la distancia entre el extremo del hombro y la oreja. Al resultado hay que sumarle entre dos y cuatro centímetros en función de la dureza de la almohada.
LA GUÍA DEFINITIVA Acierta (por fin) con el colchón
La almohada según la postura al dormir Boca abajo: Si es la postura que sueles adoptar, se recomienda elegir una almohada blanda y fina (hasta 10 cm de grosor) porque las que son demasiado duras dificultan la respiración en esta postura.
Si es la postura que sueles adoptar, se recomienda elegir una almohada blanda y fina (hasta 10 cm de grosor) porque las que son demasiado duras dificultan la respiración en esta postura. Boca arriba: O si cambias mucho de postura al dormir, la opción más adecuada es una almohada con un grosor (entre 10 y 13 cm) y una firmeza intermedios, ya que la nuca y las cervicales necesitan reposar sin problemas.
O si cambias mucho de postura al dormir, la opción más adecuada es una almohada con un grosor (entre 10 y 13 cm) y una firmeza intermedios, ya que la nuca y las cervicales necesitan reposar sin problemas. De lado: Agradecerás que la almohada sea firme y de grosor intermedio-alto (desde 13 cm).
Tipos de almohadas según el relleno
De plumas, plumón, alforfón (trigo sarraceno), agua... Son muchos los materiales empleados para el relleno de las almohadas, pero los tres más habituales a día de hoy son:
Fibra
Suele ser fibra de poliéster y se caracterizan por ser almohadas transpirables, frescas y blandas. Además, al ser lavables, favorecen una mayor higiene en el descanso.
Viscoelástica
Es termosensible, es decir, reacciona a los cambios de temperatura del cuerpo. Y tiene efecto memoria (memory foam), por lo que su adaptabilidad a la morfología de cuello y nuca es total, creando un molde exacto de ambos y evitando zonas de presión. Por ello, son una opción muy recomendada para personas con problemas musculares o de circulación.
Látex
Puede ser sintético, de origen natural o mezcla de ambos. Las almohadas de látex ofrecen una buena sujeción de la cabeza, siendo muy indicadas para quien duerme de lado o para personas corpulentas. Su estructura interna de células abiertas permite una mayor ventilación, higiene y durabilidad, esto hace que sea una buena opción para quien es alérgico a los ácaros.
Antes de decidirte, prueba la almohada y hazlo en la postura en la que sueles dormir: cabeza, cuello y columna deben quedar alineados
Cuídala y renuévala
Nada es para siempre, y en el caso de las almohadas, su vida es bastante efímera. Los expertos de descanso recomiendan renovarla cada dos-cinco años, en función del uso que se le ha dado, del material y de sus lavados, ya que con el tiempo pierden parte de sus propiedades.
También es muy importante su mantenimiento. Las fundas de protección deberían lavarse cada par de meses, ya que con el uso acumulan restos biológicos que favorecen la proliferación de bacterias. Y en cuanto a la almohada, es básico seguir las instrucciones del fabricante, ya que no todas son aptas para la lavadora.
Si estás pensando en renovar tu almohada, no te pierdas la galería: encontrarás más consejos para acertar y algunas de las últimas novedades del mercado en almohadas.
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