Tanto si quieres plantar unas suculentas en el salón como si estás obsesionado con las frondosas monsteras o te conformas con una trepadora facilona, como el poto; ahora es el momento perfecto de preocuparnos de las plantas de interior.
Cómo conseguir que la albahaca que compras en el súper se haga eterna
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Pero antes de acercarte al vivero, al súper o a la tienda de muebles a por tus plantas, aquí van unos trucos sencillos para que no te engañen, y escoger un ejemplar sano con el máximo de posibilidades de sobrevivir en casa. El objetivo: no tirar tu dinero, literalmente, a la basura.
Paso 1: inspecciona tu planta a la luz
Coloca la maceta a la luz y revisa ambas partes de las hojas, tanto la cara superior (haz) como la inferior (su envés), sin olvidar el tallo. El color de una planta revela mucha información acerca de su salud. En general, cuanto más vibrante sea el tono, más saludable; y el verde, cuanto más intenso, mejor.
Al contrario, las hojas descoloridas suelen delatar un déficit de nutrientes u otra carencia. Y desconfía del amarillo: puede ser síntoma de que la planta no ha recibido todos los nutrientes que necesita, de que le falta agua o nitrógeno, o de que ya lleva en la tienda más tiempo del recomendable. [Hace unas semanas te contamos los trucos para hacer tu albahaca del súper casi eterna.]
Paso 2: sacúdela con tu mano para encontrar insectos
Si no compruebas que tu planta está libre de insectos o plagas, corres más riesgo de que te engañen. Es sencillo: agita tu mano por encima de la maceta, como si fuera un abanico. Si aparecen moscas blancas (una de las plagas más frecuentes, y que se alojan en la parte inferior de las hojas), mosquitos u cualquier otro insecto volador, mejor olvídate de esa planta. Y revisa las hojas de nuevo: si encuentras una sustancia pegajosa y brillante, puede ser excrementos de pulgón.
Paso 3: comprueba el peso de la planta
Cuando estás frente a una estantería o una mesa de cultivo llena de plantas muy parecidas, es fácil abrumarse. Pero su peso es un indicador de su salud: revela qué planta ha recibido más agua (pesa más) y cuál no tanta (pesa menos). Levántalas, e intenta escoger una de las que más pesen, sin que esté encharcada por exceso.
Paso 4: grande no siempre es mejor
A veces conviene escoger una planta más pequeña, pero más fuerte y joven, y con brotes que pronto darán lugar a nuevas hojas. Aun así, una planta pequeña en una maceta grande normalmente acabará de ser trasplantada; y su precio suele estar hinchado. También hay que evitar los ejemplares con hojas muertas o ramas rotas.
Si la planta no está creciendo bien, debe haber una razón. Al contrario: busca plantas con un crecimiento homogéneo. Algunos ejemplares tendrán una parte de delante (con más hojas) y una de atrás (más despoblada): denota que no los han girado y no han recibido luz natural de forma homogénea. [Aprende cómo plantar un minihuerto en tu cocina.]
Paso 5: saca la planta de la maceta (si puedes)
Que una planta tenga hojas abundantes que crecen de forma uniforme por sus tallos, constituye un buen síntoma de salud. Pero lo que de verdad nos importa es lo que sucede bajo tierra. Inclina la planta e intenta sacarla de la maceta (si es un vivero o tienda fiable, no les importará, siempre que lo hagamos con cuidado), y comprueba las raíces.
Si sobresalen algunas raíces, no hay de lo que preocuparse. Pero un cúmulo de raíces muy denso es síntoma de que la planta no cabe o ha crecido demasiado en ese recipiente, y seguramente no soporte tan bien que la trasplantes cuando llegues a casa.
El truco: evita los ejemplares con raíces congestionadas, aplastadas, que sobresalgan demasiado por los agujeros de drenaje o de los que no puedas ver la tierra. Este crecimiento excesivo de las raíces significa que la planta ha buscado nutrientes que no ha encontrado, y ha sufrido un estrés del que, por desgracia, no suele recuperarse.
Paso 6: huye del musgo en la maceta
Si además de tu planta, encuentras otras hierbas o musgo en la maceta, sobre la tierra, mejor escoger otra. Puede ser señal de que es un ejemplar mayor que ha sido utilizado para obtener otros esquejes, y no ha recibido los cuidados que necesita. Además, tanto la hierba como el musgo compiten por los nutrientes y el agua con la planta.
Paso 7: mejor sin flores
Suena tentador escoger la planta con más flores, o más grandes. El problema: aunque puede parecer una ventaja, la planta gasta mucha energía en producirlas. Al revés, suele ser más interesante permitir que la planta se asiente antes bien en tu casa; y esperar a que eche flores solo una vez que se sienta fuerte en tu apartamento.
Además, conviene echarle pragmatismo: si hay plantas que ves en todos lados, como el poto, las cintas, las suculentas o la monstera, seguramente haya un motivo; y sean las más difíciles de matar, aptas incluso para manazas. El consejo: repite el éxito.
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