Sala y comedor: La elección depende de la decoración que ya tengas en el cuarto y de tu estilo personal. Si tus preferencias en decoración son más tradicionales, escoge unos visillos ligeros y añade a ambos lados unas cortinas recogidas o experimenta con visillos y un bandó en la parte superior de la ventana. Asegúrate de que el tono de ambas cortinas esté en la misma gama de colores y no combines dos tipos de estampados diferentes. Si tu estilo es más moderno, las persianas venecianas en un tono similar al color de la pared harán que la habitación parezca más grande. Si te sientes más aventurero y te gustan las líneas simples y el estilo minimalista, prueba con dos paneles japoneses.
Dormitorio: Además de tomar en cuenta los colores y el estilo de las cortinas en función a tu dormitorio, es importante que estas te permitan graduar la luz. En este caso usa visillos ligeros (que suavicen la luz que entra por la ventana) y combínalos con unas cortinas que tengan incorporado un forro diseñado para bloquear la luz. ¡Lo agradecerás cuando quieras dormir sin que te despierte el sol!
Cocina y baño: Para estos espacios, donde hay humedad, olores y grasa, necesitas unas cortinas de una tela resistente y que se pueda lavar fácilmente. Es también importante dejar entrar la luz lo más que se pueda pero garantizando, al menos en el baño, cierta privacidad. Mis opciones favoritas son los estores estilo paqueto (sin varillas) y las cortinas estilo café, ya que solo cubren la mitad inferior de la ventana. Escógelas en tonos claros y estampados.
Cómo puedes ver, la funcionalidad sigue siendo importante, pero también lo es el estilo con el cual acentúas cada espacio de tu hogar.
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