Pasar la aspiradora, quitar el polvo de las superficies y hacer una limpieza de los baños y la cocina, todas ellas son tareas que se hacen de manera habitual para tener la casa siempre perfecta. Sin embargo, aunque no de forma tan recurrente, es importante no olvidarse de otras acciones a la hora de acondicionar el hogar, como pueden ser limpiar los cristales de las ventanas y, por ende, lavar las cortinas. Y es que este textil acumula polvo y manchas con el paso del tiempo. Así pues, hoy daremos unas sencillas recomendaciones para cumplir con esta tarea de manera correcta.
¿Cada cuánto tiempo conviene lavarlas?
En condiciones normales, con un par de lavados al año es más que suficiente para mantenerlas en buen estado. No obstante, esa frecuencia debe ser mayor cuando se trata de las cortinas de la cocina que, como es lógico, se pueden manchar más a menudo, llenarse de grasa u oscurecerse a causa del humo. En este último caso, podría ser necesario meterlas en agua cada mes, sobre todo si en casa también viven mascotas, alguna persona fuma o se vive en una ciudad con mucha polución. Y es que en este tipo de situaciones se produce una mayor acumulación de ácaros.
Eso sí, lo que se puede hacer semanalmente es, con la ayuda de un aspirador y una funda protectora, quitar parte del polvo superficial que puedan tener las cortinas a causa del trasiego diario.
¿Se puede usar la lavadora? ¿Qué programa o temperatura?
Es la primera pregunta que uno se hace antes de descolgar las cortinas de su salón. En la mayoría de los casos no hay problema alguno en hacerlo, a mano o en la lavadora, salvo si se trata de paneles con tejidos más delicados. Así pues, para despejar toda duda se puede mirar la etiqueta o preguntar a un profesional en el establecimiento donde se compraron.
Sabiendo esto, el siguiente paso es bajarlas con cuidado de sus rieles y soportes. Ganchos que además se deberán repasar con un paño húmedo para quitar parte de la suciedad que puedan tener.
Si se quiere emplear la lavadora, algo más cómodo que hacerlo a mano en la bañera, lo más recomendable es seleccionar un programa corto en agua fría para evitar que encojan y añadir un chorro de detergente especial para prendas de ropa delicadas. Incluso los aparatos más modernos tienen programas específicos para este tipo de textiles del hogar. Además, también sería aconsejable que el centrifugado no sea demasiado largo y que no supere las 400 revoluciones por minuto. De esta manera, se evitará que las cortinas se arruguen demasiado y las fibras se puedan estropear o rasgar.
Unas precauciones en las que interviene el tejido de dichas cortinas, sobre todo a la hora de ajustar la temperatura de lavado. Por ejemplo, si las cortinas son de lino o de seda, tejidos sumamente delicados, el proceso de limpieza deberá desarrollarse de manera específica. Así pues, en el primer supuesto, lo mejor es hacer dos aclarados, sin centrifugado, antes del lavado propiamente dicho para proteger mejor la tela.
En cambio, si son de seda, hay que comprobar antes que las cortinas se puedan meter en el agua, ya que normalmente se recomienda que el lavado sea en seco. También se debe usar un detergente para ropa delicada y no subir la temperatura más de 30 grados. Sin embargo, la diferencia es que no es bueno usar el centrifugado. Sí se podría, no obstante, emplear una plancha a baja temperatura y sin vapor para darle un repaso final y que queden perfectas.
En cualquier caso, sea cual sea el tejido y si hay una mancha previa, es bueno aplicar (antes de meter las cortinas en la lavadora) un producto quitamanchas específico para que luego resulte más sencillo que la suciedad se desprenda con el lavado.
Antes de cerrar la puerta del tambor de la lavadora, también es esencial quitar todo lo que sean arandelas o enganches, ya que pueden romper la tela o bien afectar al correcto funcionamiento de este electrodoméstico si se desprenden. Y otro consejo previo: separar las cortinas por colores para evitar que los distintos tonos puedan desteñir durante el lavado.
¿Y cómo se secan?
Se puede emplear la secadora o, en el caso de que no se tenga, colgarlas en el exterior bien extendidas para que luego no se tengan que planchar. Algo que sería bastante laborioso por las dimensiones de este complemento textil. Lo mismo que si se ha optado por lavarlas a mano, ya que se necesitaría la ayuda de otra persona, sobre todo para escurrir las cortinas y quitarles el exceso de jabón o detergente.
Por último y volviendo al secado, lo más recomendable es hacerlo cuando todavía están húmedas y no colgarlas dobladas, pues al final quedarían unas antiestéticas marcas en el tejido que luego sería complicado quitar.
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